Innovación y transparencia en la experiencia de compra

El smart packaging es una nueva tendencia en la industria del envasado que está captando la atención de los consumidores, ya que tiene la ventaja de mejorar la experiencia de los consumidores y dar información sobre los productos antes, durante y después del proceso de compra.

Esta tendencia ofrece distintas soluciones, tales como la impresión funcional y la electrónica impresa. Esta última es una técnica de impresión aditiva que utiliza tintas funcionales y sustratos flexibles para integrar dispositivos electrónicos en los envases, haciéndolos inteligentes.

Las tintas que se utilizan en el smart packaging pueden tener pequeñas partículas de metal o de carbono. Estas partículas son especiales porque permiten que la tinta conduzca electricidad. Gracias a esto, se pueden crear circuitos electrónicos, antenas y sensores en el envase. 

Esto significa que el embalaje no solo sirve para proteger el producto, sino que también puede “hablar” o enviar información, como si tuviera tecnología dentro. Esto ayuda a que los consumidores obtengan datos útiles sobre el producto, como su frescura o si ha sido dañado durante el transporte.

Un buen ejemplo son los sensores colorimétricos. Estos sensores cambian de color cuando entran en contacto con ciertos gases, lo que puede indicar si un producto está fresco o no. Esto es útil para el consumidor, ya que si compra algún alimento con un envase que tenga este sensor se dará cuenta que el alimento empieza a descomponerse, muestra un color diferente.

Incluso, al combinarse con códigos QR y aplicaciones móviles, estos sensores pueden ofrecer datos más precisos y accesibles.
Una gama de posibilidades

El smart packaging se puede aplicar en diversas etapas de la cadena de suministro, desde el control de calidad en el envasado hasta la venta al por menor. 

Además, permite a las marcas comunicar sus valores y, al mismo tiempo, a crear lealtad o fidelizar a los consumidores. 

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el envasado inteligente integra materiales que controlan el estado de los alimentos envasados o el medio ambiente que los rodea (como la temperatura). 

Este tipo de embalaje utiliza sensores, indicadores y etiquetas electrónicas para monitorear continuamente las condiciones de los alimentos. 

Estos componentes permiten informar a los consumidores sobre la frescura del producto y cualquier alteración en el paquete, desde su origen hasta el momento del consumo.

Los elementos que los distinguen son:

Etiquetas electrónicas: Proporcionan información sobre la calidad de los alimentos y su ubicación, permitiendo a los consumidores realizar un seguimiento en tiempo real.

Sensores de temperatura y presión: Estos dispositivos detectan cambios en el ambiente alrededor de los alimentos, convirtiendo estas variaciones en señales electrónicas.

Indicadores de frescura: Suelen cambiar de color en presencia de gases emitidos por microorganismos, alertando sobre el deterioro del producto.